jueves, 11 de febrero de 2016

LogoReflexiones

Soy Logopeda.

Y digo soy y no "trabajo de" porque la logopedia ocupa un porcentaje muy alto de mi vida.
Creo que ha sido una de las mejores decisiones de mi vida, abrir la puerta para que esta profesión entrara poco a poco, casi de forma casual, llenando todos los aspectos de mi día a día..

Tengo el gran privilegio de dedicarme a algo que me apasiona, que me llena y que me da la posibilidad de aprender cada día y de crecer como persona.

Mi trabajo es hacer todos los días algo que me encanta, rodearme de niños y adultos maravillosos, con gran fuerza de voluntad y mucho valor, entrar en su vida y ser partícipe de sus avances.

Gracias a esta profesión, he aprendido que no todo lo importante son cosas grandes, hay veces, que por algo tan "insignificante" como sacar la lengua, monto una fiesta, porque eso significa que hemos avanzado una barbaridad.

Por supuesto que tiene partes malas, no todos los días son bonitos, ni todos los casos son sencillos, pero el 90% del tiempo merece la pena.
Mi tablón del despacho está repleto de dibujos llenos de cariño y mi memoria plagada de momentos geniales, de abrazos y achuchones, de lágrimas de felicidad, de sonrisas cómplices y pícaras....

¿Por qué escribo esto hoy? Porque hoy cierro una etapa para abrir otra y porque en los momentos de cambio está bien hacer balance y la verdad, que en este mundo logopédico, a mi al menos, siempre me sale positivo.

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